Ya no había más flores que crecerían en tus primaveras, ya no tenías el calor de ninguna pollera. Ninguna cuota de amor que te brindara el destino; ninguna piedra que pudiera cambiar tu camino. Y por eso decidiste apagar este blus cerrando tu cruz sin rosas y pedias pala, pediste una pala para cavar tu fosa en este bosque donde siempre te encontrare.
Las pastillas del abuelo.
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